Boletín Oficial de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra

viernes, 7 de diciembre de 2012

IMPENSABLE, PERO ESTÁ OCURRIENDO

OPINIÓN    

     LO QUE ESTÁ REITERATIVAMENTE OCURRIENDO de "sinvergonzonadas" en España, está sobrepasando con creces lo que los veteranos carlistas nos decían que iba a pasar. Una vez más nos hemos quedado "cortos". Nuestra pobre sociedad está rodeada de cloacas.
     Por lo mismo, la charca de inmoralidad en la que han caído no pocos españoles y la partitocracia, sobrepasa con creces lo que nos dijeron que iba a ocurrir.
     ¿La causa? Sustituir a Dios por el "yo" individualista y egoistón y, enseguida, por el becerro de oro.
     Se le sustituyó a Dios en la Constitución agnóstica -y atea práctica- española de 1978. Y desde ahí y a raíz de ello, se le ha sustituido de la misma sociedad a impulsos de ésta misma y de los mismos gobernantes, quienes lo han tenido muy fácil. Ha sido como tirarse por un largo tobogán, pero con el suelo duro -la realidad- al final.
     Es necesario un arrepentimiento colectivo, que incluye las instituciones políticas pues ellas han sido las que han estimulado activamente la debacle. Siempre han existido épocas de grandes arrepentimientos; y la nuestra es la más propicia. Como para que don J. I. del Burgo -a quien por otra parte respetamos- maltrate a los de la Comunión Tradicionalista Carlista en un escrito suyo de julio/septiembre de 2011, llamándonos "ultracatólicos". ¿Es que a alguien le gusta que le llamen "ultra"? ¿"Ultrademócrata" acaso? ¿"Medio católico" quizás? El Carlismo hoy es tan católico como siempre, ni más ni menos. Sí, el Vaticano II deja intacta la doctrina tradicional sobre el deber de las sociedades y Estados hacia Dios y la verdadera religión. En el ámbito práctico conciliar, desde luego que la situación raíz y sociológica de España no era la de Inglaterra, los Estados Unidos de Norteamérica, Alemania o la protestante Holanda. ¿Qué dijeron los obispos españoles al llegar del concilio? Pues que España siguiera manteniendo su confesionalidad y unidad católicas. Del Burgo Tajadura lleva el liberalismo moderado a un bondadoso grado de exageración que parece igualar al liberalismo moderado con el radical, tan amado hoy día por el PP en el que no sé por qué él milita.
     Sin Dios y con el becerro de oro como ídolo (en otros es la nación o bien la clase... para caer todos ante el oro), la debacle en corrupción política, institucional y social están aseguradas. Quitemos a Dios, y la moral natural y cristiana, de las leyes, las instituciones, y los ambientes oficiales...; actúen estas instancias como si Dios y la moral objetiva no existieran...; y al final Dios y la moral desaparecerán de los ambientes sociales, privados, y hasta del mismo individuo. Actualmente estamos llegando a la muerte por ahogamiento.
     Nada sin Dios, era el lema que de chavales pusimos en pasquines por las paredes de distintas ciudades de España -Barcelona, Madrid, Bilbao, Pamplona...- antes de 1978. En varias ocasiones "forramos" no pocas paredes de las calles y edificios de Pamplona, incluida la misma Diputación Foral.
     NADA SIN DIOS seguimos clamando ahora, aunque sea en el desierto de la minoría.
     Desde 1833 y antes seguimos proclamándolo. Ya sabemos a dónde nos ha conducido siempre el liberalismo, que sigue siendo pecado.
     Lógicamente, esta proclamación exige trabajar a la vez y con denuedo, en la cuestión social, hoy reiniciada como si hubiésemos retrocedido más de cien años. Si ayer los carlistas formaban sindicatos formados por los trabajadores (fueron los pioneros en ello), si impulsaban cooperativas, y si siempre la conciencia social ha estado muy viva entre nosotros, hoy se ha lanzado un grito contra la usura, entre otras iniciativas.
     Javier F. García

2 comentarios:

  1. pero no te preocupes amigo, entre tanto disloque y locura, no olvides que Dios todo lo puede, y pondrá remedio.

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  2. Comparto tu diagnóstico, aunque nos llamen ultra-católicos.., pues desde la flojera y el confort, ellos viven instalados en su partitocracia laicista y todo lo que suponga removerles sus bajos umbrales de conciencia, les irrita soberanamente.

    Para ellos seguramente los mártires del 1936-1939, asesinados por odio a la fe, serían unos fanáticos católicos. Se dirán estos católicos liberales: mira ! que dejarse matar, antes que apostatar...que ultras.

    Lo católico y las medias tintas no casan bien, no se puede servir a dos señores, como dicen los Evangelios. Estos católicos liberales son los mismos que miran para otro lado ante los cientos de miles de abortos y legislan para dar cobertura legal a esta masacre.

    Como dijo un teólogo "cuando el Cielo se vacía de Dios, la tierra se llena de ídolos", y demasiados ídolos tenemos hoy erigidos en España por esta nueva casta de tibios que nos mal gobiernan.

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